
Continuando con mis recorridos por Panamá, ayer fue el turno de la isla de Taboga.
Esta es una isla pequeña, que está como a 20 minutos en lancha desde la ciudad. Me invitó mi amiga Silvia, que tiene casa allá. Fuimos con Francisco, su marido, Joaquín, Javier, Juan Carlos y Sonia, que son panameño, ecuatoriano y mexicanos, respectivamente.

El paseo comenzó en la marina de Diablo, que es donde tienen guardada la lancha. Esto está en la antigua base de Albrook, que es donde vivían los militares gringos cuando ellos manejaban la zona del canal. Al entrar ahí es inmediatamente como cambiar de país. Grupos de casas iguales, calles ordenaditas, faroles como de los años 50, etc. como cualquier pueblito de EEUU, pero con arboles de mangos y bananos por todos lados. Es más, si cambias la vegetación tropical por una semi desertica, facilmente podrias estar en Chuquicamata.

Ahí nos juntamos con todos y sacamos la lancha al agua, en una marina que hay justa en la boca del canal, junto al puerto (que tiene un terminal de carga más grande que el de valparaíso, lo que es mucho decir teniendo en mente lo chico que es el país, y que la carga no sale ni llega de acá, sino que sólo cruza).
Partimos temprano, con estilo full panameño, es decir, con la música a todo puerco y con un cooler repleto de cervezas heladas. (Balboa, por supuesto)
A la ida nos demoramos un poco más, porque fuimos mirando el paisaje, el causeway y las otras islas cercanas, y pasamos por debajo del famoso puente de las américas, que conecta las 2 orillas del canal.
También tuvimos que parar un par de veces para que Pancho tratara (lastimosamente) de pescar algo con su caña nueva. Como era de esperarse, no pescó absolutamente nada, y continuamos viaje.

Al rato llegamos a Taboga, que es relativamente chica, y en uno de sus lados tiene un pueblito de no más de 200 casas, con una iglesia, un par de hotelitos, y una playa larga. ( y vacía!! ). Subimos a la casa, ayudamos a Silvia a guardar las cosas que trajeron para semana santa (ellos vienen con su familia), y descansamos un rato en la terraza.
Acá algunas fotos de la isla:
De ahí bajamos a la costanera a buscar ceviche, pero no tenían en ninguna parte (los pescadores de Taboga son como los de pichidangui, salen cuando les da la gana), así que volvimos a la lancha a pasear un rato y a comer los sandwich que trajimos. Mientras paseabamos, le entró una mugre al filtro del motor, y la lancha empezó a quedarse parada, así que nos sentamos a comer mientras lo arreglaban. Tanta fue mi mala suerte, que justo cuando estaba comiendo, el mar se picó horriblemente, y la lancha se empezó a mover como coctelera, tanto que uno no podía mantenerse de pie.
Con esa tremenda batida me mareé espantosamente, y el sandwich no se me quería quedar quieto en la guata. Es la primera vez que se me revuelve la guata en un bote, y yo creo que tuvo que ver con que el bote estuviera detenido y moviéndose, y con que acababa de comer. Claramente el estado de la lancha era el último de mis problemas, porque era una tonterita y lo iban a arreglar, pero a Juan Carlos, el mexicano que iba con nosotros, le dio ataque surtido y lo unico que queria era volver al muelle porque estaba muerto de miedo. (Sonia, su novia, que no sabía nadar, estaba más tranquila que él).
Finalmente se arregló el motor, y como no quería seguir mareandome en la lancha, me metí al agua. se me quitó todo automáticamente, y me bañé harto rato, porque el agua estaba deliciosa. Rato después, nos dijeron que nos subiéramos porque ya había que volver, y ahí empezaron mis problemas. el minuto que me volví a subir (el mar seguía muy movedizo), me sentí horrible de nuevo, y ahora si que no me iba a poder aguantar las ganas de vomitar. Pero como soy una dama, mientras todos guardaban las cosas, me incliné piolamente por la borda, le dije adiós a mi sandwich, y me sentí estupendo otra vez. :)
A la vuelta nos fuimos más rápido, así que me fui todo el camino feliz con el viento en la cara, y con chorros de agua cayendome en la cara intermitentemente. (créanme que lo ultimo no es tan entretenido como suena). llegamos como a las 3 de la tarde, lo que es necesario porque en el botadero el agua baja a las 3 y media, y no puedes sacar los botes del agua.
Y cuando yo pensaba que era llegar, dejar el bote y seguir viaje.... ERROR!!
Sucede que Francisco tiene un cuidado rayando el lo obsesivo respecto del bote, así que cuando lo volvimos a su lugar, había que limpiarlo entreo por dentro y por fuera, enjuagar los motores, encerarlo, pulirlo y ahi recien cubrirlo. En resumen, llegamos a las 3 y nos fuimos a las 4 y media.
Y bueno, me llevaron a mi casa, insolada y cubierta de sal, después de un día muy entretenido en Taboga. Mi problema ahora es la quemada ordinaria que tengo en la cara y los hombros, porque aunque me eché factor 50 tres veces, un dia entero al sol en la república de Panamá te va a dejar roja como camarón si o sí. Pero nada que mucho aloe vera y ducharse con agua helada no arregle.
Para mi próximo paseo ya sé que tengo que ir sí o si al canal, pero aun estoy decidiendo si tomo un tur o si voy a las esclusas de miraflores por mi cuenta, además este pais es un poco más pechoño que chile, asi que estoy averiguando cuáles son cosas que cierran por semana santa.
Y ya para ir más lejos, convencí a Silvia de que antes de irme fueramos a bocas del toro, en la costa del caribe. Así puedo ir acompañada, y me sale más barato porque iríamos en auto en vez de avión, que es más caro.
Saludos a todos, y comenten!!
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