Luego de 2 semanas sin escribir, este post debería cundirles un rato, porque viene larguísimo. en una de esas con mas tiempo publico los borradores que tengo de "las semanas perdidas"
El fin de semana recién pasado tuve mis primeras visitas desde que estoy fuera. Felipe y la Gabri, mis primos, aparecieron en Lima a eso de las 2 de la mañana del viernes, y durante sábado y domingo recorrimos, mapa en mano, la ciudad. Yo aún no me ubicaba mucho en Lima, porque no habia andado mucho fuera de los barrios cercanos, así que aproveché de conocer harto y orientarme en las partes del mapa que me faltaban (que son como miles). Al final acá uno se mueve en 3 comunas (la parte nice) y eso, porque la ciudad es demasiado gigante.
El otro chiste de ese lugar eran las catacumbas, pero eran eso nomás… lotes y lotes de huesos ordenados, desordenados, clasificados o arrumbados por ahí, en un sotano con olor rancio. Y bueno, como en toda ciudad antigua que se precie de tal, las catacumbas en su momento eran parte de un sistema de pasillos subterraneos que corria por toda la ciudad, pero que ya está cortado por todos lados.
Paramos por un tentempié en el café cordano, que según la gabri era como un lugar tipo café torres, muy tradicional… la verdad es que a mi me pareció sólo viejo, y bastante venido a menos. Y claro, con esa onda de lugar viejo con mozos mañosos y displicentes que nos ignoraban… A su favor, el suspiro limeño estaba buenísimo, y mi sanguche tampoco estaba mal.
Nos asomamos para ver el famoso río Rímac, que yo no había visto, y quedamos totalmente decepcionados…. Yo no sé si es así en toda su extensión… pero me hizo recordar al mapocho como una vertiente cristalina… no tenía casi nada de agua y apestaba a diablos.
Cuando vimos que las cosas que nos quedaban por ver estaban cerrando para almorzar, las dimos por vistas y partimos a barranco a almorzar. Ahí pasamos por el famoso puente de los suspiros, que es una pasada de madera toda roñosa, pero tiene la típica de que si la pasas aguantando la respiración y pidiendo un deseo, se te cumple. De ahí pasamos a almorzar a un lugarcillo piola, pero nada espectacular, y continuamos recorriendo los alrededores. De barranco fuimos al parque kennedy, en miraflores, a vitrinear un rato, mirar los cuadros y tomar helados.
Cuando decidimos partir al depa a recuperar fuerzas para salir en la noche, pasamos por la calle Conquistadores a mirar las cosas de algodón. Nos compramos unas maravillosas sábanas de algodón pima…… de 600 hilos!!! Casi me quedo abrazada del muestrario de telas… son tan suavecitas! De ahí Felipe y la Gabri se compraron unas toallas igualmente ricas, y seguimos a la casa.
El lugar escogido para cenar fue Jose Antonio, que según nuestra guia era el mejor lomo saltado de Perú. Creo que tiene razón. Fuimos con Pablo y la Tannia, y estaba todo buenísimo, hasta los postres volaron. En realidad como que me cansa un poco hablar de los restaurantes acá, porque son TODOS ricos, y me imagino que despues de decirlo tantas veces como que se entiende la idea. Asi que cuando diga que fui a tal lugar, ya no voy a decir cómo estaba, salvo que sea malo. Ok?
Finalmente llegamos a Larcomar, una especie de mall al aire libre en el acantilado de miraflores, donde aprovechamos de vitrinear y sentarnos un rato. Quisimos ir a ver una obra de teatro, pero estaba agotada… en una de esas voy la proxima semana y les cuento que tal, me tinca buena. Nos fuimos a la casa, y en la noche fuimos a la bodega de la trattoria a comer sus famosos postres.
Despues de estos 2 días geniales, caminadísimos, tapados con comida y regados con pisco sour.. quedamos muertos. El lunes yo partí a la oficina, y mis primos de vuelta a Santiago. Ahora estoy contando los días para que llegue Andrés con la Camila y Esteban, para iniciar un nuevo recorrido, y hacer que las 3 semanas que quedan para volver se hagan más cortas.
proximamente el resto de las fotos en Facebook.